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Horrores Humanos: Los 10 peores experimentos psicológicos de la historia

Horrores Humanos: Los 10 peores experimentos psicológicos de la historia

Durante los primeros años de la psicología, los experimentos se salieron de control y los psicólogos utilizaron técnicas que en la actualidad serían consideradas poco éticas. Los pacientes tuvieron que soportar las primeras incursiones en un campo desconocido, siendo los conejillos de indias de personas que querían lograr sus objetivos. No todos los médicos eran así, pero hubo algunos que se destacaron por la crueldad, y a continuación haremos un repaso de algunos de los experimentos psicológicos menos éticos de la historia.

El estudio del Monstruo

INTERESANTE

Así se llamó a un estudio que se realizó en la Universidad de Iowa, donde se tomó a un grupo de huérfanos y se los utilizó en un experimento de conducta. Se los separó en dos, algunos recibían un discurso positivo sobre sus habilidades, y otros un discurso negativo donde se menospreciaba sus logros. Estos últimos tuvieron efectos negativos en su vida y problemas psicológicos. Al principio Wendell Johnson, el médico a cargo, negó el experimento, pero años más tarde la universidad se disculpó por él.

Experimento sobre las expresiones faciales

Durante los años 20 se realizó un experimento para saber si las expresiones faciales eran las mismas en todas las personas, al reír, llorar, emocionarse o entristecerse. Fue realizado en la Universidad de Minnesota y los sujetos fueron en su mayoría estudiantes. Parte del experimento consistía en oler amoníaco, ver pornografía y tocar insectos, para fotografiar las reacciones de cada individuo.

La peor parte era cuando los hacían cortarle la cabeza a una rata. La mayoría se negaban, pero un tercio lo hizo, con medidas precarias por lo que la rata sufría mucho. El propio encargado de los experimentos, Carney Landis, decapitaba las ratas frente a quienes se resistían a hacerlo.

El cambio de sexo de David Reimer

En 1965, un bebé llamado David Reimer fue utilizado para un experimento de cambio de sexo. Fue llevado para ser circuncidado pero en el proceso su pene resultó quemado por un error en el procedimiento. El psicólogo John Money sugirió entonces un cambio de sexo. Sus verdaderas intenciones eran probar que la crianza determina la identidad de género y no la naturaleza. David sufrió numerosos problemas psicológicos, su familia se desmoronó y recién a los 14 años supo la verdad. Money siguió insistiendo en el triunfo del experimento.

Experimento de la cárcel de Stanford

En 1971, un grupo de psicólogos de la universidad de Stanford realizó un experimento muy polémico y poco ético. Seleccionaron dos grupos de estudiantes, unos jugaron el rol de presos y otros de carcelarios, lo que permitiría estudiar el comportamiento de las personas bajo cautiverio. Al poco tiempo, comenzaron a creer realmente en sus personajes, llevando a catastróficas consecuencias psicológicas.

Proyecto MK Ultra

El proyecto MK Ultra fue realizado por la CIA en los años ’50 y ’60, con el objetivo de manipular la mente de otros individuos. Utilizando drogas y metodologías poco ortodoxas pretendían controlar el cerebro humano. Se le suministraba LSD a personal de la CIA, militares, doctores, prostitutas y pacientes con desórdenes mentales, sin el consentimiento de ninguno de ellos. Los documentos del proyecto fueron destruidos para que fuera imposible el rastreo.

Elefantes con LSD

En 1962 el director del Zoológico Lincoln Park inyectó a un elefante con una dosis de LSD 3 mil veces mayor a la de un humano. Su intención era inducir al elefante a un estado de agresividad y altas hormonas. El experimento salió mal y el elefante murió instantáneamente, generando las protestas de toda la comunidad.

El experimento Milgram

Stanley Milgram quería probar que los alemanes tenían algo particular en sus genes que los hacía participar del genocidio y cometer atrocidades. Para probarlo ató a un hombre a una silla eléctrica y le pidió a un grupo de personas que le realizaran preguntas, apretando el botón de electricidad cuando contestara mal. El hombre torturado era un actor, y la silla no funcionaba, sin embargo cada vez que el hombre gritaba y rogaba, las personas más deseaban torturarlo. Su hipótesis original no fue probada, y el experimento de Milgram solo logró sacar lo peor de los individuos convocados.

Experimento en personas esquizofrénicas

En la Universidad de California se realizó un estudio que implicaba que un grupo de personas esquizofrénicas dejaran de tomar su medicación. El objetivo del programa era estudiar la esquizofrenia de cerca y que los psicólogos aprendieran nuevas formas de tratarla. Sin embargo, llevó a consecuencias desastrosas para los pacientes, los cuales empeoraron en su situación y uno de ellos cometió suicidio.

La Tercera Ola

El experimento de la Tercera Ola pretendía probar que el fascismo podía surgir dentro de sociedades democráticas. Se tomó como objeto de estudio una clase de secundaria, en la cual se les inculcó a algunos miembros la idea de pertenecer a un orden prestigioso. En pocos días comenzaron a segregar al resto de los estudiantes que no pertenecían al grupo y a cometer actos de violencia contra quienes no seguían sus pasos.

Durante los años 60 la homosexualidad era considerada una enfermedad, por lo que los psicólogos intentaban curarla con diferentes tácticas. Una de ellas fue generar aversión a la homosexualidad mostrando a los pacientes imágenes de parejas del mismo sexo, al mismo tiempo que se les aplicaba choques eléctricos e inyecciones que inducían al vómito. El objetivo era asociar el dolor con la homosexualidad, pero el experimento solamente logró dañar a los pacientes psicológicamente y generar traumas a largo plazo.

En la actualidad, la psicología cuenta con una experiencia de más largo tiempo, sabiendo diferenciar entre aquellos experimentos poco éticos y los aprobados por la ciencia. Sin embargo, es necesario tener en cuenta estos errores para no volver a cometerlos.

Espera pronto una nueva entrega con otro de los @HorroresHumanos, que nunca deben ser olvidados, para así jamás ser repetidos.

Fuente: Ojo Científico

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